Sin duda, una obra monumental. Un ejemplo de biografía moderna,
objetiva, rigurosa hasta el exceso, fiel a la más estricta metodología
de la ciencia histórica. Pero allí justamente reside la tremenda
limitación de esta nueva biografía de San Ignacio. El resultado de tanto
rigor metodológico es la acumulación de una masa inmensa de datos sobre
el personaje. Hay todo tipo de información, toda ella sustentada en la
debida documentación. A veces, los detalles son prolijos hasta la
quisquillosidad, sobre todo en lo que se refiere a las genealogías y
relaciones de los sujetos que van apareciendo en el libro. Pero como
buen historiador, el autor prescinde de todo aquello que pudiese ser
"subjetivo" o estar "influenciado" por la intención de canonizar al
protagonista, como por ejemplo, la Autobiografía o los escritos
espirituales del propio San Ignacio. El resultado es un personaje vacío,
enigmático, sin interioridad alguna, del que uno no se explica cómo es
que llegó a ser santo. Y un libro larguísimo, que no se acaba nunca y
que resulta sumamente aburrido, aunque, como en todo libro escrito con
rigor, se entera uno de muchas cosas, como por ejemplo que San Ignacio
sufría de una enfermedad espantosa que le causaba un aliento terrible.
Es un buen ejemplo del problema subyacente a la idea de una biografía
"científica", entendiendo por "científica" la pretensión de no referirse
a nada que no pueda ser "probado" documentalmente y, sobre todo, de no
dar por buena ninguna apreciación "subjetiva" que el biografiado pueda
tener sobre sí mismo, sobre todo si ésta tiene que ver con asuntos que
van contra la metafísica positivista y laica del biógrafo, que por
principio no puede aceptar la realidad de los referentes religiosos en
los que el santo vivió e interpretó su decurso vital (lo mismo vale para
los testimonio de quienes lo conocieron). Así, naturalmente, se puede
reunir un montón de información acerca de las circunstancias que
rodearon a una persona, pero nunca será posible un acercamiento a la
persona misma, que es lo que un lector de biografías espera encontrarse.
Prescindir de lo que la persona pensó sobre sí misma, de lo que otros
vieron en ella, de los atisbos a su interioridad que estos testimonios
"subjetivos" pudiesen ofrecernos es un presupuesto metodológico válido,
pero tan dudoso como cualquier otro. Esta biografía le quita a Ignacio
de Loyola justamente aquello que lo hizo grande y digno de que siglos
después alguien se tomase el trabajo de escribir una biografía suya: la
santidad. Yo diría que esta es la biografía secularizada de un santo, un
producto notable de nuestra era laicista y descreída.
Me quedo con la bella y ya un poco añeja biografía de José Ignacio Tellechea Idígoras: Ignacio de Loyola: solo y a pie.
Y, no faltaba más, con la propia Autobiografía del santo.
Enrique García Hernán: Ignacio de Loyola, Madrid: Taurus-Santillana Ediciones, 2013, 563 págs.
https://www.goodreads.com/book/show/18395323-ignacio-de-loyola
Me quedo con la bella y ya un poco añeja biografía de José Ignacio Tellechea Idígoras: Ignacio de Loyola: solo y a pie.
Y, no faltaba más, con la propia Autobiografía del santo.
Enrique García Hernán: Ignacio de Loyola, Madrid: Taurus-Santillana Ediciones, 2013, 563 págs.
https://www.goodreads.com/book/show/18395323-ignacio-de-loyola
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